El marketing es como el fútbol: todo el mundo tiene una opinión sobre cómo debería jugarse. Todos hemos visto partidos, debatido estrategias y hasta sugerido cambios a los entrenadores desde la comodidad del sofá. ¿Cuántas veces hemos gritado: “¡Deberían meter a ese jugador!” o “¡Qué error de táctica!”? Es una experiencia compartida, tan democrática como apasionante. Y, curiosamente, lo mismo ocurre con el marketing.
Vivimos en un mundo donde el marketing, al igual que el fútbol, forma parte de nuestra cotidianidad. Todos lo vemos, lo consumimos y, por eso, sentimos que lo entendemos. ¿Un anuncio que se hace viral? “Eso es marketing.” ¿Una publicación ingeniosa en redes sociales? “Eso también es marketing.” Pero, como en el fútbol, tener una opinión no siempre significa entender la estrategia detrás del juego.
En mi día a día, la frase “Eso es marketing” aparece más veces de las que puedo contar. Incluso mi novio, con total seguridad, suele confundirse y decir cosas como “Eso es marketing” cuando ve un anuncio creativo o algo ingenioso. Me parece tierno, porque entiendo que él no tiene por qué saberlo. No es parte de su trabajo. Muchas veces intento explicarle que lo que está viendo no es marketing como tal, sino publicidad, que forma parte del marketing, pero no lo define en su totalidad. Es como si, al ver un gol espectacular, alguien dijera: “Eso es fútbol”. Claro que es fútbol, pero el gol es solo el resultado final de todo un esfuerzo estratégico que incluye planeación, entrenamiento y trabajo en equipo.
En el marketing, como en el fútbol, el público desempeña un doble rol: jugador y espectador. Todos hemos interactuado con marcas y anuncios, lo que nos da la confianza para opinar sobre lo que funciona y lo que no. Es como en un partido de fútbol: desde la tribuna, todos creemos saber qué táctica debería usar el entrenador o qué jugador debería entrar al campo.
En mi caso, trato de explicarle a mi novio que lo que él identifica como marketing es solo una parte del juego. Si ve un anuncio, es como si estuviera viendo la caja de un producto y dijera que eso es marketing. Claro, el embalaje forma parte de la estrategia, pero tiene un nombre propio y un propósito específico: embalaje. Lo mismo ocurre con la publicidad. Es importante, pero no lo es todo. El marketing incluye mucho más: investigación, estrategia, segmentación, análisis y ejecución.
Sin embargo, esta confusión toma un matiz diferente cuando ocurre en el ámbito laboral.
Ahora bien, el verdadero problema no es que todo el mundo tenga una opinión sobre marketing, sino cuando esas opiniones afectan la estrategia. En el fútbol, el entrenador tiene que filtrar los gritos de la tribuna para enfocarse en ganar el partido. En el marketing, ocurre lo mismo: debemos aprender a manejar las expectativas y, a veces, las exigencias de quienes no conocen las dinámicas profundas de nuestra profesión.
Lo más complejo es cuando estas opiniones vienen del ámbito laboral. Me ha pasado estar en reuniones donde las ideas y comentarios parecen sacados de la grada. Y aunque estas ideas puedan ser bien intencionadas, no siempre se basan en el conocimiento técnico o la experiencia práctica.
Incluso he trabajado con personas que tienen formación en marketing, pero que nunca han llevado esas teorías a la práctica. Es como un jugador que sabe todas las reglas del fútbol, pero nunca ha pisado una cancha. El marketing, como el deporte, no se entiende solo con libros; se aprende jugando, fallando y ajustando la estrategia en tiempo real.
En marketing, tener ideas es como diseñar una táctica en el fútbol: imprescindible, pero insuficiente. El verdadero reto está en la ejecución. Puedes imaginar la jugada perfecta, pero si no logras que el equipo la lleve a cabo con precisión, no habrá goles.
El marketing no vive de las grandes ideas, sino de las ideas bien ejecutadas. Desde entender a la audiencia hasta medir resultados, cada paso es fundamental para alcanzar los objetivos. Y, como en el fútbol, no se trata de una única jugada brillante, sino de un esfuerzo colectivo que combina creatividad, estrategia y constancia.
El marketing es tan fascinante como el fútbol porque involucra a todos. Pero no basta con ser espectador para entenderlo. La próxima vez que escuches “Eso es marketing”, pregúntate: ¿lo es realmente? O mejor aún, reflexiona sobre cómo puedes combinar estrategia y ejecución para que tu trabajo sea más que un buen gol; sea una victoria para todos.
¿Y tú? ¿Te sientes parte del juego del marketing? Escríbeme, me encantaría leer tus opiniones desde la grada o el campo.
Este espacio está abierto para compartir pensamientos, aprender juntos o intercambiar puntos de vista. Escríbeme, estaré encantada de leerte.
